Como es habitual, cada año montamos el belén en la recepción del Club.
El responsable de la obra de arte es Josep Maria Isart quien carga sobre sus hombros una larga tradición familiar en el mundo de los pesebres.
Todo comenzó cuando su abuelo montaba, como la mayoría de los catalanes, el pesebre en uno de los rincones de la masía de campo donde vivían. Este hecho se convertía en una tradición cuando año tras año iban el abuelo, los hijos y los nietos de excursión para conseguir parte de los rincones del pesebre: el musgo y el corcho. Juntos iban hacia la ermita de St. Llop, allí es donde encontraban el musgo blanco, el que hacía especial el nacimiento del pesebre. El otro tipo de musgo la cogían de “las dos carreteras”, situada entre Sant Vicenç de Montalt y Caldes d’Estrac y el último tipo de la Glorieta del Balís. Para encontrar el corcho, iban a Arenys de Munt. Un pesebre con historia que formaba parte del concurso de pesebres del Maresme.
La agrupación de belenistas de Mataró eran los encargados de ir cada año a ver las diferentes figuras que formaban la pequeña ciudad de Belén de Can Jan, la masía de campo del abuelo Isart, para entregarles el primer premio. Los aldeanos de las 3 vilas iban a ver las escenas más emblemáticas del pesebre: el nacimiento, los 3 reyes de oriente, la adoración de los pastores … escenas tradicionales que generación tras generación siguen igual de vivas.